Ser cocinero no solo es preparar
unas mini
burguers de pollo, es darle un toque especial y hacer un plato único. Es
investigar en olores, colores y sabores. Deleitar a tus comensales. Según ha
declarado Ferrán Adriá uno de los chefs más aclamados españoles “La cocina es
un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, creatividad, felicidad,
belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura”. Pero tener
una profesión en este arte, es tener un futuro prometedor. Gozamos de gran
riqueza gastronómica reconocida a nivel mundial. Es una profesión que emana
futuro e ilusión, aunque es muy sacrificada.
En un país eminentemente
turístico como el nuestro, el campo es muy amplio y los cursos de especialización
también son muy variados. Después de una preparación específica se puede optar
a un puesto de trabajo como cocinero, jefe de cocina o chef y desarrollar el
trabajo profesional tanto en hoteles como en restaurantes, residencias etc. Las
cualidades de un buen cocinero, es tener pasión por lo que hace, tener un
detalle y curiosidad extrema. La precisión y la organización como premisa en la
vida. El aprendizaje debe ser práctico y muy constante. Es una profesión de la
que siempre estará en movimiento y que nunca pararán de aprender. Hacer unas patatas gratinadas
con un toque único y especial solo se lo podrá un verdadero cocinero.